El otoño en Mallorca es ideal para viajar en familia: temperaturas suaves, menos gente y paisajes para explorar sin multitudes ni sin prisas. Con un coche de alquiler puedes enlazar calas, pueblos y actividades adaptadas para los niños. En este artículo os presentamos 5 planes para hacer con niños en Mallorca.

Cuevas del Drach y paseo por Porto Cristo

Las Cuevas del Drach son un clásico que nunca falla. El recorrido subterráneo por las cuevas sorprende tanto a los niños como a los mayores: salas immensas, estalactitas de cuento y terminar la visita en el famoso lago Martel, donde se realiza un pequeño concierto de música clásica en directo.

Es una actividad perfecta para ir en cualquier época del año, pero sí que es verdad que en otoño empieza la temporada baja y hay menos afluencia, entras con menos cola y puedes mirar con más calma cada sala. Las entradas se pueden comprar online en su página web y para aparcar, el establecimiento cuenta con un parking muy grande y gratuito. Aconsejamos llegar un poco antes de que empiece la visita para ir a tomar a algo en su propio bar, donde puedes disfrutar de tomar algo o incluso comer.

Las cuevas se encuentran en Porto Cristo, un precioso pueblo de costa. Así que si visitas las cuevas, aprovecha para dar una vuelta por el pueblo y tomar algo.

Parque natural de Mondragó

En el sureste de Mallorca, dentro del municipio de Santanyí, se esconde uno de los lugares más mágicos para visitar en familia durante el otoño: El Parque Natural de Mondragó. Se trata de un espacio protegido con más de 700 hectáreas, combina playas, bloques de pinos, humedales llenos de vida y senderos suaves que los niños pueden recorrer sin dificultad.

El otoño es la mejor época para descubrirlo, ya que ya no hace tanto calor, y la afluencia de visitantes baja mucho. Los senderos se llenan de hojas y las playas están más tranquilas i silenciosas.

El parque cuenta con cuatro itinerarios señalizados muy fáciles, con duraciones de entre 15 y 45 minutos. Todos son aptos para familias:

  • Itinerario del Mirador de Ses Fonts de n’Alis: sale desde el aparcamiento del mismo nombre y pasa junto al estanque salobre. El paseo atraviesa bosques y acaba en un mirador donde confluyen los torrentes del parque. Ideal para ver aves.
  • Itinerario de Sa Guàrdia d’en Garrot: un recorrido circular con tres miradores y una pequeña cala, Caló des Borgit, perfecta para detenerse un rato.
  • Itinerario de la Punta de Ses Gavotes: parte desde la playa de S’Amarador y combina bosque costero, antiguos hornos de cal y vistas espectaculares de la costa de Llevant.
  • Itinerario de S’Amarador: casi circular, rodea la zona húmeda y el torrente del mismo nombre. Es una buena opción para pasear con carrito o bicicleta infantil.

Después del paseo, puedes aprovechar alguna de las áreas recreativas con mesas y aseos para hacer picnic bajo los pinos, o acercarte al Centro de Información del Parque, junto al aparcamiento de Ses Fonts de n’Alis, donde encontrarás exposiciones, mapas y propuestas de rutas guiadas.

Palma con los peques

Puedes aprovechar también para hacer una ruta urbana completa con los más pequeños. La capital de Mallorca tiene ese equilibrio perfecto entre ciudad y mar: calles llenas de historia, parques amplios, heladería a cada paso y un paseo marítimo muy bonito para ir a pasear.

Nada más llegar, el mejor punto de partida es el Parc de la Mar, a los pies de la Catedral. Desde allí, los peques pueden correr, mirar los patos del estanque y levantar la vista para ver La Seo, una catedral gótica impresionante tanto su fachada como su interior. Si entráis, las luces de colores que atreviesan el rosetón suelen dejar a la gente boquiabierta.

Después de la catedral, lo mejor es perderse sin prisa por el casco antiguo. Sus calles estrechas, sus portones de madera y los patios escondidos parecen sacados de un cuento. Podéis hacer una pequeña parada en la Plaza Mayor, donde siempre hay músicos o algún artista callejero, o tomar un chocolate caliente con ensaimada en una cafetería tradicional.

A media tarde, subid en coche al Castell de Bellver. Está rodeado de un bosque con caminos y bancos para descansar, y desde arriba las vistas son espectaculares: toda la bahía, el puerto y la catedral al fondo.

Para terminar el día, nada mejor que bajar al paseo marítimo. En otoño el ambiente es tranquilo, con gente paseando o en bicicleta y los barcos meciéndose suavemente en el puerto. Es el momento perfecto para ver la puesta de sol y cenar en alguno de los restaurantes o pizzerías con terraza, en la zona de Santa Catalina o junto al muelle.

Sóller en familia

Visitar Sóller con niños es uno de esos planes que siempre dejan buen recuerdo. Este encantador pueblo del norte de Mallorca tiene de todo: historia, montañas, naranjos y, sobre todo, un tranvía antiguo que recorre el valle hasta llegar al mar. Para los más pequeños, subir a ese tren de madera es como viajar en el tiempo; para los mayores, es una forma preciosa de descubrir el paisaje.

El paseo empieza en el corazón del pueblo, en la Plaza de Sóller, donde el tranvía pasa justo por delante de la iglesia de Sant Bartomeu. Mientras esperas, puedes sentarte en una terraza a tomar un café o un helado artesanal.

El trayecto hasta el Port de Sóller dura unos 25 minutos y es un espectáculo en sí mismo. El tranvía atraviesa huertos de naranjos, pasa junto a casitas de piedra y llega hasta el puerto, donde el mar aparece de repente. Allí te espera un paseo marítimo perfecto para familias: amplio, llano y lleno de restaurantes y tiendas.

Puedes dejar el coche en el parking municipal de Sóller, bien señalizado a la entrada del pueblo. Si prefieres empezar la jornada por el mar, otra opción es aparcar directamente en el Port de Sóller, en las zonas de estacionamiento junto al paseo marítimo. Desde allí también puedes subir al pueblo en tranvía, disfrutando el recorrido en sentido inverso.

Un plan sencillo, bonito y muy mallorquín, que combina montaña, tradición y mar en un solo día. Y si al volver cae una merienda con vistas al puerto, mejor todavía.

Palma Aquarium

El Palma Aquarium es uno de los planes más divertidos y educativos que puedes hacer con niños en Mallorca, sobre todo en otoño, cuando los días son más frescos o algo nublados. Este enorme acuario recrea los ecosistemas marinos de todo el planeta, con más de 8.000 ejemplares de 700 especies distintas. Peces de colores, tiburones, rayas, caballitos de mar… cada sala es una sorpresa que deja a los peques con los ojos como platos.

Nada más entrar, el recorrido te lleva por los mares tropicales y el Mediterráneo, con túneles acristalados donde los niños sienten que están dentro del océano. El momento más esperado es, sin duda, el Big Blue, uno de los tanques de tiburones más profundos de Europa. Además, hay zonas interactivas, proyecciones, juegos y un área exterior con parque infantil, fuentes y zona de pícnic, ideal para descansar un rato si hace buen día.

Compra las entradas online con antelación para evitar colas y aprovecha la mañana para hacer la visita. Luego puedes acercarte en coche a la Playa de Palma, dar un paseo por el paseo marítimo o tomar algo frente al mar antes de volver.

Un plan completo, educativo y relajado que combina naturaleza, ocio y aprendizaje, y que siempre triunfa entre los niños —especialmente cuando los tiburones pasan justo sobre sus cabezas.

Conclusión

Mallorca en otoño es un destino perfecto para disfrutar en familia. El clima es suave, hay menos gente y los planes se viven con calma: desde descubrir cuevas o pasear por la naturaleza, hasta ver tiburones o subir en tranvía.

Visita nuestra sección de excursiones para más planes con los peques en Mallorca.